Estamos de vuelta!! Y no solo en cuanto a publicaciones se
refiere, estamos de vuelta en una casa ganadera de esas que gustan al
aficionado, con solera, sin grandes lujos, con trabajo y desvelos de un equipo,
o mas bien una familia que pelea por criar un toro único.
Entrar en "Barcialejo" es recorrer encinas, dehesa y escuchar
a la naturaleza en todo su esplendor, aún seca intentando abrirse camino tras
el invierno para dejar paso a la lustrosa primavera.
Una casa que no pocos visitan, como pudimos comprobar, en la
que tenemos el privilegio de adentrarnos y recorrer sus cercados, ver sus toros
y compartir charla, antes de conocer uno a uno la camada la tertulia se reúne con
un grupo de aficionados llegados a comprar, les gusta este toro y le quieren
para sus festejos. Madrid, las novilladas y como no, el toro de Barcial
amenizan la espera entre mugidos que alertan quien habita los campos.
Acompañados de Jesús, ganadero de la divisa y un mas que
amigo suyo, nos acercamos a los bureles que esperan alrededor del comedero la
llamada del pienso que hoy no llega, ellos no saben que hoy es dia de purga,
alimentarse de la paja y el pasto y dar descanso al personal que con mimo les
tiene tan bien cuidados.
Les hay huidizos, comentan que alguno ha resultado difícil fotografiarle,
prefiere la soledad al ruido del motor, les hay curiosos, y recelosos, no dejan
de prestar atención al vehiculo que les rodea e invade su terruño, alguno da
aviso con su bramido de estar pisando su terreno, y no lo ven con agrado.
Les hay negros, también calceteros, les hay berrendos y
entrepelados, todos herrados con la “f”, hierro de la casa. Nos detenemos largo
y tendido, guardando la distacia para observar y admirar la camada de utreros,
mientras ellos van aceptando nuestra presencia comiendo la paja dispuesta sin
apreturas, son un poco traviesos nos comenta Jesús, les gusta extender la paja
en lugar de dejarla en el comedero, hoy tienen que aprovecharla… Nos fijamos en
uno, este tiene las patas blancas, asi se les conoce a estos bellos toros de
sangre Vega-Villar, el botinero no sabe que gusta a propios y extraños, les
dejamos con su quehacer.
Nos adentramos en otro cercado, nos recibe señorial el
guarda, apostado en una encina mirando fijamente la portera, como pidiendo
credencial. Un tio! Es la palabra que rápidamente se me ocurre decir, un toro
con toda la barba, corpulento, con los kilos que dan 4 inviernos duros, mirada
desafiante, bajito de manos y un pelaje envidiable, berrendo para ams señas.
Sus compañeros no le hacen de menos, hermanos de camada les
hay que rumian plácidamente al sol, que por hoy atisba la cercanía de la
primavera, un respiro entre nieves y frios.
Nos detenemos en el grupo, perfectamente podría salir una
corrida, diversidad de capas, de cornamentas y un futuro por escribir, quizás las
calles, o los rejones, novias no le faltan en el campo. Todos buscan uno, se
hizo famoso tras la publicación en Aplausos, está solo, alejado del grupo, en
la zona alta entre encinas, bajo ellas, pastando ajeno a la visita, Berrendo,
desafia al sol y al objetivo, que maravilla de toro!
Nos vamos tras fotografiar a todos ellos, no son muchos, los
suficientes para mantenerse y no cueste dinero de otros fondos, les dejamos en
su casa, esa que por un momento hemos ocupado, vendrán las camadas mas largas tras los
tiempos convulsos.
Un placer regresar y que nos abran las puertas de tan
insigne ganadería, suerte en la temporada y que llegue con algún triunfo
sonado!