jueves, 8 de marzo de 2018

Visita al campo bravo, Barcial

Estamos de vuelta!! Y no solo en cuanto a publicaciones se refiere, estamos de vuelta en una casa ganadera de esas que gustan al aficionado, con solera, sin grandes lujos, con trabajo y desvelos de un equipo, o mas bien una familia que pelea por criar un toro único.

Entrar en "Barcialejo" es recorrer encinas, dehesa y escuchar a la naturaleza en todo su esplendor, aún seca intentando abrirse camino tras el invierno para dejar paso a la lustrosa primavera.
Una casa que no pocos visitan, como pudimos comprobar, en la que tenemos el privilegio de adentrarnos y recorrer sus cercados, ver sus toros y compartir charla, antes de conocer uno a uno la camada la tertulia se reúne con un grupo de aficionados llegados a comprar, les gusta este toro y le quieren para sus festejos. Madrid, las novilladas y como no, el toro de Barcial amenizan la espera entre mugidos que alertan quien habita los campos.

Acompañados de Jesús, ganadero de la divisa y un mas que amigo suyo, nos acercamos a los bureles que esperan alrededor del comedero la llamada del pienso que hoy no llega, ellos no saben que hoy es dia de purga, alimentarse de la paja y el pasto y dar descanso al personal que con mimo les tiene tan bien cuidados.

Les hay huidizos, comentan que alguno ha resultado difícil fotografiarle, prefiere la soledad al ruido del motor, les hay curiosos, y recelosos, no dejan de prestar atención al vehiculo que les rodea e invade su terruño, alguno da aviso con su bramido de estar pisando su terreno, y no lo ven con agrado.

Les hay negros, también calceteros, les hay berrendos y entrepelados, todos herrados con la “f”, hierro de la casa. Nos detenemos largo y tendido, guardando la distacia para observar y admirar la camada de utreros, mientras ellos van aceptando nuestra presencia comiendo la paja dispuesta sin apreturas, son un poco traviesos nos comenta Jesús, les gusta extender la paja en lugar de dejarla en el comedero, hoy tienen que aprovecharla… Nos fijamos en uno, este tiene las patas blancas, asi se les conoce a estos bellos toros de sangre Vega-Villar, el botinero no sabe que gusta a propios y extraños, les dejamos con su quehacer.

Nos adentramos en otro cercado, nos recibe señorial el guarda, apostado en una encina mirando fijamente la portera, como pidiendo credencial. Un tio! Es la palabra que rápidamente se me ocurre decir, un toro con toda la barba, corpulento, con los kilos que dan 4 inviernos duros, mirada desafiante, bajito de manos y un pelaje envidiable, berrendo para ams señas.

Sus compañeros no le hacen de menos, hermanos de camada les hay que rumian plácidamente al sol, que por hoy atisba la cercanía de la primavera, un respiro entre nieves y frios.

Nos detenemos en el grupo, perfectamente podría salir una corrida, diversidad de capas, de cornamentas y un futuro por escribir, quizás las calles, o los rejones, novias no le faltan en el campo. Todos buscan uno, se hizo famoso tras la publicación en Aplausos, está solo, alejado del grupo, en la zona alta entre encinas, bajo ellas, pastando ajeno a la visita, Berrendo, desafia al sol y al objetivo, que maravilla de toro!

Nos vamos tras fotografiar a todos ellos, no son muchos, los suficientes para mantenerse y no cueste dinero de otros fondos, les dejamos en su casa, esa que por un momento hemos ocupado,  vendrán las camadas mas largas tras los tiempos convulsos.


Un placer regresar y que nos abran las puertas de tan insigne ganadería, suerte en la temporada y que llegue con algún triunfo sonado!