Corrida torista la que se anunciaba en Sahagún en el dia de
su patrón, algo que no entienden alguna de las peñas, quienes pitaron varios de los
puyazos e increparon a los picadores, alguno por ser largo y en otras ocasiones
por dormirse el toro. Tres diestros aguerridos, forjados en la lidia de esos
mal llamados toros “duros” a los que abria que llamar bravos y otro sin fin de
adjetivos que destacan sus cualidades de toros de lidia. Se alcanzaron ¾ de
aforo en tarde de viento infernal.
Abrio la terna el salmantino Domingo Lopez Chaves que ya
sabe lo que es lidiar en Sahagún una de Valdellán, su primero, un toro duro, no
le permitió desplegar el capote de salida, protagonizó un tercio de varas largo
y tedioso, 3 puyazos en su haber, el primero derribando a Bernal y al jaco en
una escena de descontrol. Desapercibida pasó la lidia de Talavan. Llegó a la
muleta con demasiado temperamento, intentó doblegarle con doblones en lo que el
burel echó las manos por delante, instrumentó la faena con la diestra, pues el
viento hacia imposible llevársela a la zurda, los mejores momentos se
sucedieron en los cambios de manos que prologaron a los de pecho, pinchazo y
estocada caída no fueron suficiente para otorgarle la oreja que pidió el
público, saludando.
A su segundo, un mostrenco enorme, tan basto como grandón y
romana lo recibió de rodillas de una larga pegado al muro que hace de barrera,
de nuevo el tercio de varas se complicó con una nueva caída del picador
Francisco J. Gonzalez, que volvió a la montura sin ademanes, tres puyazos, uno
de ellos arrancando de largo le hicieron a la postre merecedor del premio a la
mejor vara que otorgó el Circulo Taurino. De nuevo sobresalió Talavan pareando,
Mingo no logró atemperar al toro ni al viento que dificultó en todo momento la
faena, desconfiado no se entendió con el toro en un trasteo breve por la
diestra, lo meor de nuevo los de pecho. Silencio
Llegaba el rubio Escribano quien ya sabe lo que es salir a
hombros del coso facundino con estos toros. En su primero pasó desapercibido
con el capote, banderilleó como es habitual en él, saludando tras el tercio, complicado
se lo puso el abisontado toro, saliendo desentendido de cada muletazo y con la
cara por encima del estaquillador, no alargó demasiado matando de estocada caída.
Silencio
El quinto, cinqueño como el resto de lidia impar, perfecto
de hechuras el toro, cárdeno oscuro de pelo, no podía fallaren la casa, como
asi fue, permitió desplegar el capote en el saludo tras el que recibió dos
puyazos, volvió a banderillear Manuel tras lo que tomó la muleta, el viento
molestó, como toda la tarde, permitiendo apenas unas tandas ligadas que
hicieron entrar a la gente en la faena, no apostó el sevillano con el mejor de
la corrida, rematando por bernardinas que volvieron a jalear desde la grada, mató
de estocada, tardó en doblar el toro, algo aprovechado de forma escandalosa por
la cuadrilla para pedir la segunda oreja en imagen bochornosa de profesionales.
Finalmente recibió una oreja
El tercero de la tarde, calcetero y de bonita estampa le
tocó en suerte a Alberto Aguilar, el mas menudo de los seis también fue el mas
reservón, dos largos puyazos le hicieron correr la sangre por la pezuña, pareó
de forma magistral Iván Garcia antes de que Alberto tomase la muleta dispuesto
a robarle las embestidas al toro, porfión no paró de escarbar en su terreno,
mantuvo la calma el madrileño para esperar el arreón que le llevara a la muleta
y aprovechar la tanda, ligó varias lo que hizo sonar los olés de la grada hasta
entonces fría, supo aprovechar esos arreones escasos para argumentar la faena,
la estocada caída le puso la oreja en la mano.
En el sexto todos esperaban que Aguilar volviese a
argumentar faena lucida y no irse con mal sabor de boca, puso todo de su parte
Alberto desde el recibo al que dejó mostrar un par de verónicas, quiso el aire ponerse en su contra llegando a dar
un golpe a la pañosa como si tuviese la culpa de volar sin control, volvió a
justificarse con ambas manos el aguerrido torero de menuda talla al que ni el
viento frena en sus aspiraciones, las complicaciones a la hora de matar y la
tardanza en caer hicieron que sonara el aviso, el puntillero tampoco estuvo
acertado a pesar de la ayuda del compañero pisando el rabo para que el
cornúpeta no se levantase, feo detalle para acabar atronando al sexto y
despedirse la terna a pie.