Es sabido que el entrenamiento es la otra cara de la moneda en el mundo del toro, al igual que los toreros y demás profesionales durante la época invernal en la que escasean los festejos hay que mantener al cuerpo a raya, para ello el entrenamiento físico, pero mas importante si cabe es la preparación delante de la cara del cornúpeta, el que pone y quita del sitio.
Uno de esos entrenamientos fue el que vivimos junto a un nutrido grupo de jóvenes que correrán las plazas de la piel de toro durante el verano, mas que una capea, un entrenamiento en el que el orden y la seriedad al realizar las suertes primó por encima de la diversión de una capea entre amigos.
La finca "El Palo" fue la elegida, habitual en estos menesteres de soltar vacas para capeas y entrenamientos, por su albero pasan no pocos cortadores e incluso toreros que tientan los diversos animales que en la finca se reúnen.
Cuatro fueron las vacas que saltaron al albero, dos y dos en cuanto a juego o exigencia, las dos primeras las mejores, humillando, con buen tranco y ese punto de "chispa" necesario para que transmita y el embroque sea ajustado, las dos últimas sobrepasaban el punto de "chispa" o bravura por genio y malas ideas en el embroque, pusieron difícil su lidia, casi imposible la colorada, aunque ello sirva para poner a punto el valor y las neuronas para evitar sustos.
La buena preparación se verá mas tarde en los concursos y festejos en los que participen a lo largo de la temporada estival.