viernes, 20 de diciembre de 2013

Tentadero público de la ATR en M. de Rioseco

Dentro de las IV Jornadas culturales taurinas de la ATR estaba programado un tentadero público en el coso del Carmen, novedad con gran respuesta, pues no solo aficionados locales quisieron presenciarle, desde Villalpando, la capital del pisuerga, incluso los ganaderos Jesus Caminero y Eladio Vegas tambien asistieron al mismo.

Un tentadero dificil de olvidar -y no como expresión al uso- pues de las 8 vacas tentadas, de las ganaderias de Vellosino y Cantoblanco, siete, se puede decir bien alto, embistieron a las telas, cada una con sus teclas que tocar y mucho que torear, exigentes fueron las eralas -alguna mas parecía un utrero por hechuras- a las que se enfrentaron los matadores Juan Mora, invitado de lujo y principal aliciente, Cesar Manrique, Paco Ureña el novillero Diego Fernandez y el becerrista Carlos Ochoa haciendo esa olvidada afición de "tapia" Solo le faltó una cosa diminuta, haber hecho parte del mismo interactivo, contando el porqué de esta labor, las sensaciones de los toreros y alguna anotación puntual de los mismos y el ganadero para lograr que los niños, que afortunadamente eran unos pocos, entendieran el porqué de aquello que veian, el silencio sepulcral por momentos. 

Hasta 4 horas se alargó el tentadero, sin que cuantos tuvimos privilegio de pisar la arena pestañearamos, el tentadero sació el hambre y el sol mitigó el frio, del resto, de emocionar, levantar los olés y aplausos se encargaron vacas y toreros. Emoción hubo mucha, tanta como bravura, comenzando por las vacas que se arrancaron al peto en ocasiones desde el mismo centro del ruedo -y no es moco de pavo-. El sabor añejo de Juan Mora, con esa forma tan personal de torear -siempre con la espada montada- con la zurda de oro consiguió someter a la vaca y dejar trincherazos, desplantes... y un sinfin de adornos que llevaron a mas de uno a esas tardes vestido de luces. Se contagió eso que llaman "duende" afloró de donde quiera que estuviera escondido y el resto de toreros mostraron su tauromaquia dejando detalles de muy buen gusto, desde el mas veterano hasta el mas novel. 
Sorprendió gratamente Cesar Manrique, -a quien esto escribe a titulo personal- torero que apenas ha toreado de luces, pero que gusta de torear para él en la intimidad del campo, conocedor de las vacas administró magistralmente los tiempos y sometió a la primera de sus vacas, nada facil, dejando muletazos de cartel, en su segunda disfrutó aún mas de su calidad explayandose con gusto.

Paco Ureña llegaba mermado, aunque no por ello peor, toreó con un temple que paró los relojes por momentos, sobretodo al natural, alargando la mano hasta donde crujen todos los huesos, en su segunda, con mas aspereza la vaca, la sometió tras tener que tragar y una fea voltereta de la que se levantó y sin miramientos se fue a por la vaca.

Diego Fernandez, inició su preparación en este tentadero, dejó detalles como hiciera en la primera plaza del mundo, toreó con gusto, con ese toreo clásico del que gusta, bajo la atenta mirada de su cuadrilla que no perdió detalle de cuanto debe corregir y de alentar cuanto hacia con clase. En su segunda fue invitado por Juan Mora quien estuvo cercano y aconsejando una vez cedió su sitio.

Carlos Ochoa aprovechó toda oportunidad que le brindaron sus compañeros por exprimir las embestidas de las vacas, tocado con el don del toreo dejó plasmado su toreo, de mano baja y toreria, actuó en varias de las vacas cada una con sus matices, atendió presto a las indicaciones que el ganadero Manuel Ferrero y el resto de toreros le iban diciendo, a buen seguro será una de esas jornadas que paladeará y contará pasados los años.
Mención especial haré del picador Javier Bastida, quien se va abriendo camino en la profesión a pasos agigantados, picó magistralmente, dando los pechos del caballo, dejando caer la vara y clavando el agijón en lo alto del lomo de las vacas.

Un lujo de tentadero el que disfrutamos. 

Enhorabuena al ganadero, toreros y organización por tan magnífico tentadero.