Las tradiciones son algo que no se deben perder, yen el mundo del toro asi se hace, se continuan año tras año, asi ocurre en Paredes, sus encierros y capeas se mantienen gracias al arraigo que en la gente hay, este año con la novedad de un encierro mas que años anteriores, la crisis, o vaya usted a saber el que! han echo eliminar un festejo mayor y suplirle por un encierro, el del lunes, sin olvidarnos del encierro matinal del dia 9, este año los toros de Cayetano Muñoz fueron los protagonistas de correr por las calles de la villa paredeña, carreras largas, templadas por unos mas que otros, los que gustan de correr en la cara y los que prefieren ver pasar los toros y mozos al resguardo de las talanqueras. Rápidos y limpios que se dice en el argot, un abrir y cerrar de ojos y los toros están en la plaza, gracias en parte a esa labor de los pastores (muchas veces impagable y desvalorizada) de mantenerles agrupados a lo que ayudaron los bueyes de Luis Cebrian, mientras en la cara el papel del periodico o las mas modernas chaquetas tiran de ese hilo invisible que crean entre toro y mozo.
Arraigadas tambien son sus capeas, tras los encierros matinales y vespertino de este año y al finalizar los festejos mayores cada tarde, en el ruedo se dan cita los mas valientes, de aqui y de alli, demostrando su valor en la cara de cuantas vacas y toros pisan el albero, este año las vacas burgalesas de Antonio Bañuelos permitieron el toreo a cuerpo limpio, gustaron en los aficionados que a ellas se enfrentaron, no se quedaron atrás los añojos que fueron lidiados tras el concurso de cortes ni tampoco los novillos de Cayetano Muñoz que dejaron incluso lances de bella factura, no puedo dejarme ni debo ninguna de las suertes, toreo de capa y muleta, corte puro, quiebros, rodadas y saltos, (ay esos saltos!) con mayor fortuna en unos que en otros (y que me perdone César) entretenidos momentos de quien goza de sentirse torero por un momento y de quienes lo vivimos al resguardo de la barrera pues el valor es de unos pocos.