Llegaba el camión a la calle aledaña a la plaza ante los corrillos de socios y aficionados que habiles de ver una de las faenas mas complejas no quisieron perder detalle, el mismo que ASTAUVI hizo entrega a los propietarios de la cerveceria "Aboleo" antes de que el cajón se elevara y el silencio impregnara la calle, ese que solo alteraba el toro en su traspaso al cajón.
Una traca tras la foto de familia que no deja de aumentar, y que traca! aquello parecía la mascletá fallera, humo y suspense....Malagueño del hierro de Fraile Mazas,(encaste Atanasio-Lisardo) inquieto en el cajón, aquello estrecho donde le han metido no le gusta, Leticia, encargada de colocar la divisa preparada, se abre el portón y asoma una cabeza negra con dos puñales coronandola, Malagueño pisa la arena y rompe al trote ligero la carrera, se pasea por toda ella, no quiere dejarse un rincón sin visitar, saluda con derrotes en las vallas, y comienzan los mas valientes a citarle, cortes, rodadas... tampoco se olvida de visitar el olivo, cobijo de algunos, un susto deja acongojados a cuantos vimos peligrar a Roberto, afortunadamente un susto que no se olvidará facilmente, el toro comienza a rendirse, si bien desde su salida no mostró una bravura desmesurada, busca refugio, un pequeño charco creado y alli se echa, el resto...lo dejo para la retina de quienes lo vivimos
Tras el protagonista hizo su aparición "burlador" herrado con el hierro del retamar, de encaste Nuñez, tras el largo viaje algunos pensábamos que habría echo mella en él, revoltoso no quiso dejar que le pusieran la divisa y hubo que engañarle para ponersela, de nuevo el portón del miedo se abre y aparece un colorado, saliendo con brío del cajón, rematando en cuantas talanqueras encuentra a su paso, acudió presto a cada cite, cortes, rodadas, incluso quiebros de gran belleza, aguantó estoico un buen rato, el calor y las fuerzas le agotaron defendiendose en los terrenos que eligió como refugio, Angel, le probó con la muleta, tornillero y reponedor sacudia la tela en cada embestida por alto, decidiendose llevarle a los corrales antes que la querencia fuera mayor. tras él, un novillo de capea como colofón a una tarde que comenzó con mucho calor, gran ambiente y mayor expectación y acabó como nadie desea, con un herido en la enfermeria que si bien hay que decirlo al igual que disfrutó tentó a la suerte demasiado.