La primera de ellas fue la mas potable de su lote, en el capote dejó patente su casta, no dejandose ganar la pelea en ningún momento, Juan Diego la entendió e hizo de ella una lidia completa .
La última de las vacas del tentadero cambió de hierro, que no de encaste, como sus hermanas de salida avanta, sin emplearse en el capote, apretando en el peto incesantemente, puso las cosas mas dificiles al matador, que tuvo que solventar los arreones y alguna que otra colada que propinó la cornupeta, solventadas facilmente por el matador.
Una agradable jornada la pasada en el campo charro, con la familia Sanchez Cobaleda a la que deseo desde estas líneas suerte para la temporada y que esos toros no se queden en el campo pastando y se puedan lidiar en una plaza