Tarde de expectación en Toro, corrida goyesca, no faltó el
minimo detalle, toreros, cuadrillas, mulilleros, areneros….todo el personal con
vetimenta goyesca, antes de dar comienzo ya se palpaba en las taquillas el buen
ambiente de la tarde calurosa, largas colas para hacerse con una entrada, que
alcanzó los ¾ del aportalado aforo, gente llegada de diversos puntos, la peña
taurina arevalense y la del propio torero Juan del Álamo, se acercaron hasta la
ciudad toresana, en chiqueros esperaban 6 de Montalvo,entre los 505 y los 555 kgs.
muy bien presentados, pero de poco fondo en líneas generales.
Se abrieron los portones, dando comienzo con el paseíllo,
vistoso y peculiar al tener que dar vuelta al ruedo ya que la presidencia se
encuentra sobre la puerta grande, abrió la tarde Uceda Leal, en rosa palo y
azabache, ante el Montalvo negro zahíno,
de impoluta imagen, un soso toro al que
lanceó por verónicas, pico Pedro Iturralde de magistral forma, llevándose una
ovación tras dos puyazos, quizá excesivos, brindó al público, entró en faena rápidamente
pues el toro no permitia dejarle pensar, embebió al brusco toro, y le sacó una
tanda de naturales muy aplaudidos, y poco mas pudo hacer al rajarse el toro y
pararse antes de salir de la muleta, con el consiguiente peligro para el
torero, que tiró de esa raza que posee para aguantar en la cara, marró con los
aceros, descabelló tras varios pinchazos, para entonces ya había sonado un
aviso y su actuación se quedó en silencio.
Le siguió Curro Diaz, el torero de Linares, de blanco y
azabache, se enfrentó al único colorado y bocidorado de los enchiquerados,
salió cabeceando, y asi continuó durante toda su lidia, sin embestir
claramente, entraba a la capa humillando y cuando salía de la embestida, cabeceaba
buscando presa con ese genio que le caracterizó, dos puyazos se llevó ante el
caballo, en al muleta se rajó rápidamente,
Curro tiró de torería y embebió al animal que con la mano baja humillaba
muy bien pero al salir de la embestida sacaba el genio y buscaba al torero, de
estocada caída tras un pinchazo pasaportó el toro que había brindado al
público, que le correspondió con una ovación que recogió desde el tercio.
Juán del Álamo, torero de sangre fresca, pues se había doctorado
poco días antes, recogió la sustitución del lesionado Leandro, y no quiso dejar
pasar este tren, en caña y azabache, le tocó en suerte un negro zahíno, al que lanceó de vistosas verónicas en el
capote, dejando claro que trae un hambre de triunfo que le dará tardes
importantes, llevó al toro a la suerte de varas por ceñidas chicuelinas al
paso, y después no quiso perdonar su turno de quites, brindó el toro a Leandro,
que se encontraba presenciando la corrida en la grada, la condición de el Montalvo
era muy buena, y no perdonó del Álamo, casi sin probaturas tomó la izquierda, y
desarrolló toda la lidia con esa mano, despaciosa, gustandose, dejando detalles
de torero consagrado, aún sin serlo,
mató de estocada levantando al tendido de sus localidades y premiando
dicha faena con la primera oreja de la tarde.
Uceda Leal salió dispuesto a redondear la tarde que había comenzado
de “aquella manera” dejó vistosas verónicas ante el negro Montalvo, la suerte no
estuvo de su lado, cuando tras un previo derrote en un burladero el toro se había
dañado el pitón y ya en el caballo acabó por partírsele por la cepa contra el
peto del percherón, fue devuelto a los corrales tras un arduo trabajo del bueyero,
que se jugó las embestidas del negro y del propio buey, se le intentó
apuntillar sin lograrlo, dejando a su paso un burladero destablillado, que hubo
de reparar.
Salió el negro sobrero, del mismo hierro, un toro mansito,
al que uceda cuajó por el pitón izquierdo, pues por el derecho no dejó de
protestar cada embestida, realizó una faena con clase y gusto de torero
experimentado, los mejores momentos al natural, mató de estocada certera que
hizo que el toro cayera desplomado, recibió una oreja a su entrega.
Curro Diaz, salió como un terremoto a medirse las caras ante
el segundo de su lote, un mansito negro,
un puyazo ligero para que el animal aguantara la faena, mal la cuadrilla
en banderillas, sin posar todos los rehiletes sobre el lomo, realizó una faena
carente de detalles, sin alargarla demasiado, mató de estocada certera premiándole
con una oreja.
El salmantino del Álamo salió de nuevo con una fuerza
arroyadora dispuesto a rematar esa puerta grande que había dejado entreabierta,
se topo con el peor toro, un manso de libro negro y justo de fuerzas, dejó un
puyazo su picador, con la intención de no quitarle las fuerzas escasas que le
quedaban, no perdonó el quite y de nuevo se decidió por las chicuelinas, brindó
al público, que le respondió con una ovación caldeando aun mas la tarde, poco
pudo hacer ante el rajado animal, perdia las manos al obligarle y hubo de
levantar la mano hasta la altura que el toro pedía, faena complicada que
resolvió de forma perfecta, calando en el tendido, se rajó de forma abismal el
toro, se fue a tablas y dijo que no embestía mas, tras jugarse el tipo
intentando matar en las tablas sin que el toro se moviera un ápice, cayó el
toro tras dos pinchazos, recibió a cambio una fuerte ovación que saludó desde
el tercio antes de abandonar la plaza a pié, y bajo la atónita mirada del
mayoral que aún no se creía lo sucedido, cuando estos toros son de los que
venden cara su muerte.
Recuerdo una tarde tentando en “Linejo” en las que el
ganadero llamó diesel a las vacas buenas y gasolina a las que venden caro el
triunfo, algo pasó esa tarde con los de Juan Ignacio Pérez para que vendieran
su muerte fácilmente.
