martes, 21 de junio de 2011

Becerrada de promoción en Villada

Tarde de sol de justicia, de esas que mas que de primavera son de pleno verano, en los chiqueros aguardan ya los becerros del Hierro mas antiguo de España, El Raso de Portillo, con divisa granate y colorada, sangre santacoloma corre por sus venas, 4  novilleros se medirian ante ellos, dos cárdenos y dos negros zahínos.

El primero en abrir la tarde fué el novillero Alberto Martín llegado de Zaragoza, quién no tubo posibilidades de un animal que se despitorró nada mas salir al darse contra un burladero y colarse al callejón, falló con el estoque y no tuvo premio.

Iván Chávarri "El Chava" de Briviesca, Burgos, vino con una fuerza arrolladora tras su comparecencia en Palencia, y así lo demostró ante el que le tocó en suerte, banderilleando a su oponente, poniendo rodilla en tierra y desarrollando su mejor lidia ante el complicado añojo, los aceros no fueron efectivos y vió silenciada su labor.

El vallisoletano Ricardo Maldonado se presentaba después de compartir terna con iván y salir a hombros, lo intentó en todo momento y no pudo ser, el añojo no ponia las cosas fáciles trotón no dejaba al torero disfrutar ni quedarse en el sitio, a la mínima el animal tiraba un feo derrote anunciando que quien mandaba en el albero era él, los aceros de nuevo impidieron cortar apéndice.

El medinense Javier Casares entró por la puerta de la sustitución y no dejó pasar la oportunidad sin al menos intentarlo ante el añojo k le tocó en suerte, recibió con la muleta desde el estribo, puso toda la toreria y técnica posible ante el trotón novillo del que nada pudo sacar, a pesar del arrimón. La espada no ayudó demasiado, y vió su faena silenciada.

La terna poco pudo hacer ante los añojos, por más ganas de triunfo que dispusieron, los 4 añojos eran de esos duros, trotones sin parar en el albero, no dejando desplegar una tanda de muletazos pausados y de deshigual juego. Los aceros no permitieron cortar apéndices, unas veces por no acertar y otras veces a pesar de acertar por el tiempo que tardan los animales en doblar.
La falta de orejas se suplió con las ganas que pusieron los 4, a pesar de ser una becerrada, se vieron bonitos detalles de torería, esa que llevan dentro y están dispuestos a llevar a los altares del toreo.

Tras la becerrada se dió suelta a dos vaquillas para disfrute de todos los presentes, un agradable rato de cortes, rodadas y quiebros, de buenos aficionados y cortadores experimentados para poner el broche final a una tarde de sol y toros.